lunes, 15 de junio de 2009

Trabajar desde la semilla hasta el plato

El proyecto de Mejoramiento Nutricional, más conocido como Educación Alimentaria, fue creado en 1997 por tres profesionales que trabajan en distintas instituciones, entre ellas el INTA-Prohuerta, Promoción Familiar y Salud. El objetivo principal es intervenir en los Centros Comunitarios y Postas Sanitarias de distintos barrios de la Ciudad de El Bolsón, para capacitar y brindar herramientas que mejoraren las capacidades de autosustento de esas poblaciones.

Respuestas


El proyecto surge en plena época menemista, cuando el país transitaba por un proceso de creciente pauperización, descenso del nivel cualitativo de la pobreza y modificaciones en el mercado de trabajo con aumento de la precarización y desempleo. Por eso cuando surgió la idea de hacer este proyecto, nos planteábamos si las semillas que les estábamos dando cubrían las necesidades básicas de una familia.
Así, lo comentó Sergio, uno de los tres integrantes del proyecto y representante del INTA-Prohuerta.

El Bolsón es una ciudad muy turística que está a 130 kilómetros, de asfalto, del mayor centro de atracción del país San Carlos de Bariloche, ubicado en la provincia de Río Negro. Desde que comenzó el proyecto la población creció de 14 a 26 mil millones de habitantes. Casi toda la población se dedica a trabajar en distintas actividades donde pueden ofrecer sus productos y servicios a todos los turistas que recorren año a año el centro de la Ciudad.
Sin embargo, hace más de 12 años ya había gente del Sur y distintas zonas rurales que por faltas de recursos tenían que emigrar de sus campos para habitar en los barrios más humildes de la Ciudad. Entonces, fue ahí donde surgió la idea de buscar un espacio de encuentro y un equipo de trabajo, contó Dolores, otra integrante del proyecto.

En respuestas a esas necesidades apareció el INTA como la mejor apertura de comienzo y el proyecto quedo a cargo de tres personas que ya tenían experiencias desde el 91 con grupos con el mismo perfil de riesgo. Una es Dolores de Promoción Familiar, Sergio de Prohuerta y Fernanda Guillamón, médica del sector de pediatría del Hospital de El Bolsón.

Una necesidad

Nosotros veíamos que la problemática de la pobreza extrema en los barrios producía distintos efectos que no se reducían a la desnutrición solamente, si no que dejaba a miles de familias sin ninguna posibilidad de salir de ella. Por eso con el equipo de trabajo planteamos un diagnostico claro y finalmente planificamos que era viable hacer para que la comunidad salga de esta situación, comento Dolores.

Se quiso hacer un diagnostico clínico para determinar los niveles de hierros y vitaminas pero al no contar con recursos financieros, sólo se pudo realizar 122 encuestas nutricionales y de ahí a fines del 97 se terminó de escribir el proyecto.

Para comenzar trabajamos con los agentes sanitarios, a través de sus jefes, Caritas, escuelas y comedores de los barrios, y a veces la Junta Vecinal.
Lo primero que se hizo fue promover la huerta, informar a la comunidad de que se trataba el proyecto nutricional y convocar a toda la población, a través de nuestros propios materiales didácticos y folletos.


“La realidad era otra”

Cuando quisimos empezar a trabajar en talleres de cocina para que la gente elaborara sus propios alimentos, aplicando el uso de las verduras en las comidas, nos encontramos con el gran asistencialismo que había en la comunidad, donde cada familia recibía cajas de alimentos por parte de la Municipalidad y bolsas con comida disecada que les enviaba la misma provincia. Entonces, nos planteábamos ¿cómo era posible compatibilizar nuestro proyecto con esta realidad?
La gente siempre esperaba recibir ayuda de otros y dependía de lo que les den los políticos en tiempos de campañas. Es más, en ese momento era el auge los comedores barriales, la gente lo veía como un capital que necesariamente tenían que tener porque otros barrios lo tenían. Sin embargo, parecía un bien social, en vez de un mal social, relató Dolores

A pesar de todas las contradicciones en el 98 se realizó el primer curso-taller organizado, con el tema central; “La nutrición y su mejoramiento” (seis encuentros de seis horas cada una), destinados a agentes sanitarios, de acción Social Municipal, Tercera Edad, cocineras de comedores, promotores y enfermeras comunitarias, entre otros. Las líneas de trabajo desarrolladas fueron; cocina, nutrición, producción, recolección y conservación de alimentos. Además, de esa experiencia se hizo luego una capacitación específica en conservación de alimentos para que sea utilizado como una herramienta más de autosustento para la población. Luego, el equipo de trabajo confecciono menús equilibrados para ser usados en los Jardines Maternales Comunitarios y comedores.

La gente estaba entusiasmada con lo que aprendía, a nadie le parecía un plomo porque no sólo capacitábamos sino también que volvíamos a poner en manos de la gente instrumentos, hábitos, formas de hacer y de enfrentar algunas dificultades que se presentaban. Quedaban impactadas con lo que aprendían, ya que se había perdido ese saber de cocinar cosas tan básicas y sencillas como una tortilla, remarcó Dolores

En el 2001 se hizo el segundo curso-taller “Nutrición y Cocina”, (ocho encuentros), está vez con la obligatoriedad de multiplicarlo en los barrios, como presentación en servicio, con monitoreo del equipo capacitador en cada una de las multiplicaciones y sumándole como contenido herramientas de planificación, y capacitación.


Como producto de esta capacitación agentes que habían participado de los talleres comenzaron a idear e implementar espacios para adolescentes y jóvenes en distintos barrios de la localidad sobre cocina y nociones de nutrición, o sea cómo elaborar alimentos nutritivos y al alcance del bolsillo de la gente. Estas actividades fueron financiadas por la Fundación Cooperar y monitoreadas por parte del equipo, resaltó Dolores.

Mientras tanto el equipo estuvo asistiendo a un grupo de madres del Barrio Luján del El Bolsón que se propusieron hacer Ñaco para vender. Así también surgió a través de los cursos de cocina gente que comenzó su propio emprendimiento y esto generó una salida laboral más.
En los años subsiguientes se realizaron talleres con docentes de escuelas primarias de la Ciudad sobre Educación Alimentaria, con miras a promover en los establecimientos los kioscos saludables, así como a la Residencia de Nivel Medio para los adolescentes de la localidad de Ñorquincó.

Aparecieron algunos conflictos

Hubo distintos problemas a lo largo del proyecto cuando trabajamos con la comunidad, como por ejemplo no cuidaban el espacio que le propiciábamos, a veces se generaban discusiones y peleas entre los participantes. Otros inconvenientes que tuvimos fue con algunos políticos que iban a los barrios y le decían a la gente que no era obligación asistir a los cursos. Pero, sin duda el mayor desastre fue en el 2002 cuando hubo una inundación que produjo más de mil evacuados y la pérdida total de casi 100 huertas en todos los barrios.


Hacía adelante

En el 2007 se dictó el tercer curso-taller “Educación Alimentaria para Multiplicadores”, que consistía en que cada equipo interinstitucional, formado por distintos sectores de la sociedad buscará un grupo de jóvenes, mamas, abuelos lo que ellos elegían y multiplicaran la experiencia tanto en el marco teórico como práctico. Alrededor, de 500 familias fueron capacitadas para que puedan sustentarse solas, así como tender una organización de redes solidarias que favorezcan el desarrollo de las potencialidades individuales y grupales para tender a disminuir los porcentajes de desnutrición materno infantil.


Esta experiencia trajo muchos beneficios ya que gracias a la multiplicación se generó un intercambio generacional. Las mamas cocinaban junto a sus hijos, y estos cultivaban las huertas con sus abuelos. Además, esto ayudo a que cambiara el lugar del chico en la casa, ya que los casi 70 niños que asistían a los cursos, no solamente aprendían a cocinar, que el saber nadie te lo saca, sino también llevaban las comidas a sus casas, enfatizó Dolores.


Entre los logros más destacados se encuentran la formación del grupo “Sembrando”, que está integrado por alguna gente de la comunidad y los coordinadores del proyecto. Esto permitió que las personas que deseaban armar sus propias huertas, lo pudieran lograr a través de estos fondos que luego eran reintegrados en cuotas. Además, el proyecto ganó numerosos premios entre ellos el llamado “Remediar con un Proyecto”, que entregaba la provincia de Río Negro y “Hornos de Barro”, en la Ciudad de Lujan, donde armaron y enseñaron a cocinar en los hornos.

Es una experiencia maravillosa que hace 12 años venimos trabajando en El Bolsón, cuando todavía no existía el Programa Nacional de Educación Alimentaria como hay hoy. Fuimos nosotros los primeros en convocar, capacitar y brindar a la comunidad una posibilidad distinta para auto sustentarse. Sin duda, se logró cambiar el pensamiento de la gente en cuanto a lo nutricional, a su alimentación y a organizarse mejor para trabajar juntos, concluyó Dolores.










No hay comentarios: